miércoles, 13 de agosto de 2008

Sobre mi padre 2


Mi padre era un buen padre, alegre, inteligente y lleno de energía. Nos llevaba a mis hermanos y a mí cuando pequeños a acampar, realizábamos largas excursiones a bosques perdidos en el cordillera, el volvía con piedras extrañas y troncos para adornar el jardín. Nos enseñaba a buscar ramas para hacer ondas y nos llevaba a pescar en grandes y caudalosos ríos. Junto a él crecimos tranquilos y confiados de que nunca nos pasaría nada y menos aun de que a él le pasaría nada. Quería mucho a mi madre, y la apoyaba, aunque las tareas de la casa se mantenían siempre muy diferenciadas, es decir, my padre trabajaba y mi madre nos cuidaba y se encargaba de la casa. Nunca pensamos que hiba a sufrir una enfermedad que afectaría su percepción y congnición.

Nunca pensé que cuando estaba frente a él aquel 17 de Julio, tras un largo y profundo suspiro se hiba a apagar de a poco y para siempre.

La muerte es algo que cuesta afrontar, que se deja de lado, pero es una realidad ineludible y que llega. Para mi padre nunca la quise asumir, hasta que se consumaron los hechos. El negarla y pensar que mi padre se sobrepondría al Alzheimer, aunque sea por periodo breve, era lo que me entregaba esperanza y me impulsaba a a visitarlo e intentar conversar con él.

La esperanza en la mejoría de mi padre, es la que me ocultaba su avanzado Alzhiemer. Aun no entiendo como no veía que se hiba, tras la llegada de los médicos que impotentes intentaban subirle la presión y el pulso. Por eso el momento fue como un golpe, pues la muerte también eliminaba toda esperanza de volver a estar con él, de conversar con él yo contarle todo lo que había pasado, de mostrarle a su nueva nieta y de contarle todo lo que había vivido en los últimos 5 años.

Pero ya no está y por eso él está mejor. Nosotros también pues sabemos que ahora nos ve y escucha y permanece serca de nosotros.

No hay comentarios.: